Capacidad de escuchar

Buscando más información sobre Johari y el Feedback encuentro un artículo http://capacitacion.univalle.edu.co/Vjohari.pdf que reseña la capacidad de escuchar y nos da unas pistas para conseguirlo. Algo que parece tan sencillo y común , sin embargo por lo general se torna tan difícil y escaso.

«La naturaleza nos ha dado dos oídos, dos ojos y una lengua», decía Zenón, filósofo de la antigua Grecia, «para que podamos oír y ver, más que hablar». Y un filósofo chino hace la siguiente observación: «El buen oyente cosecha, mientras que el que habla siembra». Sea como sea, hasta hace muy poco tiempo se prestaba escasa atención a la capacidad de escucha. Un exagerado énfasis en la habilidad expresiva había llevado a la mayoría de las personas a subestimar la importancia de la capacidad de escucha en sus actividades cotidianas de comunicación. Un renombrado psicólogo dijo que deberíamos mirar a cada persona como si ésta llevara colgado del cuello un cartel en el que se dijera: «Quiero sentirme importante». Evidentemente, todos queremos sentirnos importantes. A nadie le gusta ser tratado como si careciera de
importancia. Y todo queremos, además, que dicha importancia sea reconocida. La experiencia misma nos enseña que, si las personas son tratadas como tales, se sienten felices y procuran hacer y producir más. Y quien se sabe escuchado se siente gratificado.
Durante cinco años, el departamento de educación de adultos de las Escuelas Públicas de Minneapolis ofreció una serie de cursos destinados a mejorar la manera de hablar, y un solo curso para mejorar la manera de escuchar, de ser un buen oyente. Los primeros estaban siempre llenos: tal era la demanda; el segundo nunca llegó a darse, por falta de alumnos. Todos deseaban 
aprender a hablar, pero nadie quería aprender a oír. Oír es algo mucho más complicado que el mero proceso físico de la audición o de la escucha. La audición se da a través del oído, mientras que el oír implica un proceso intelectual y emocional que íntegra una serie de datos físicos, emocionales e intelectuales en busca de
significados y de comprensión. El verdadero oír se produce cuando el oyente es capaz de discernir y comprender el significado del mensaje del emisor. Sólo así se alcanza el objetivo de la 
comunicación. Recientes encuestas indican que, por término medio, la persona emplea un 9 % de su tiempo escribiendo, un 16 % leyendo; un 30 % hablando; y un 45 % escuchando. Se oye cuatro o 
cinco veces más deprisa de lo que se habla. Las personas pueden hablar entre 90 y 120 palabras por minuto, mientras que en ese mismo tiempo pueden oír entre  450 y 600 palabras. Es decir: 
existe un tiempo diferencial entre la velocidad del pensamiento para poder pensar, para reflexionar sobre el contenido y para buscar su significado. Algunos autores ofrecen una serie de principios en orden a perfeccionar las habilidades
que son esenciales para saber oír:
1. Procure tener un objetivo al oír.
2. Suspenda todo juicio inicial.
3. Procure centrarse en el interlocutor, resistiéndose a todo tipo de distracciones.
4. Procure repetir lo que el interlocutor está diciendo.
5. Espere antes de responder.
6. Procure reformular con sus propias palabras el contenido de lo que dice su interlocutor 
y la pasión con que lo dice.
7. Procure percibir el núcleo de lo que oye a través de las palabras.
8. Haga uso del tiempo diferencial para pensar y responder.

Conociendo mis puntos ciegos

Hasta que punto nos conocemos, realmente coincide nuestra visión sobre nosotros con la que tienen los demás? La ventana de Johari, es una herramienta de psicología cognitiva que puede dar respuesta a esta cuestión. Copio literalmente un articulo de otro blog que está lleno de artículos interesantes para compartir. (http://departeyparte.blogspot.com)


"LA VENTANA DE JOHARI (Autor: Zafiro)
Permite el autoconocimiento y reflexión sobre sí mismo, así como la interacción, retroalimentación, comunicación con los demás.

Fue creada por los psicólogos José Luft y Harry Ingham. Consta de cuatro cuadrantes en su ventana que dividen el conocimiento personal en cuatro áreas: abierta, ciega, oculta, oscura.
Área abierta: En ella se encuentra el conocimiento físico, intelectual espiritual, que conozco sobre mí mismo y los demás también. Es decir, motivaciones, deseos, gustos experiencias que la persona ha dado a conocer.

Área ciega: Es la información sobre mi comportamiento que los demás ven de mí, pero que yo desconozco. La información que me ofrezcan los demás sobre los aspectos que desconozco, permite vernos a nosotros mismos conforme nos ven los demás.

Área oculta: Contiene la información que uno mismo sabe respecto de sí, pero que son desconocidas por los demás, es lo no revelado, lo oculto, los secretos.

Área oscura: Es el área desconocida tanto por la persona afectada como por los demás. Son aquellos aspectos de la personalidad de lo que no se y mucho menos las personas que se relacionan con uno conocen. Allí se encuentran aspectos inexplorados, la dinámica interpersonal, sucesos acontecidos en la infancia, recursos no descubiertos, etcétera. 

Estas áreas no son estáticas, son movibles, es decir que se desplazan de un cuadrante a otro, según el grado de información que la persona pueda recibir acerca de sí misma, en su relación con el otro, y también a petición de ella misma, es decir, preguntando cómo me ves.

Si le pides a otro que te describa, y siempre y cuando haya la suficiente confianza para que el otro te conozca, podrías obtener información de tú área ciega, aspectos no conocidos por ti que la persona te ha visto, ejemplo: “cuando hablas tiendes a no mirar a los ojos y esto me hace sentir un poco de desconfianza”. La persona que recibe esta información está en este momento conociendo que en su relación interpersonal no mira de frente. Esta información agranda ahora su área libre.

Cuando producto de la interacción y confianza la persona decide correr el riesgo de revelar parte de sus secretos (área oculta) crece la ventana del área libre y se achica la del área oculta, lo cual puede resultar en un alivio para la persona ya que lo oculto, secreto puede llenarse de fantasías catastróficas vistas desde la lupa del afectado. Una visión objetiva del que está afuera puede permitir desmitificar, o descorrer el velo de ciertas suposiciones, aclarando la visión personal del afectado.

El área oscura puede achicarse cuando decido buscar orientación profesional que devele aspectos guardados en mi inconsciente. La interpretación de los sueños, el material ofrecido a través de los test proyectivos, revela parte de esta información.

La ventana de Johari, permite reflexionar y hasta confrontar algunos aspectos personales una vez estos pasan a nuestra área libre. Ampliar el área libre produce que las otras áreas se reduzcan y permite mejorar nuestra comunicación, y autoconocimiento. Por lo que puede ser aplicada para el crecimiento personal, y en el contacto con el otro, la utilizo en dinámica de grupo y constituye una herramienta muy útil.

CONOCIENDO MIS PUNTOS CIEGOS
En nuestra interacción con las personas comunicamos información de la que no somos conscientes, pero que las otras personas sí captan. Al interactuar reflejamos nuestra forma de ser, pensar, nuestra forma de hablar, de relacionarnos con el otro, etcétera.

Para ser conscientes de algunos comportamientos que mostramos en diferentes áreas de nuestra vida, recibimos respuestas desde estos puntos ciegos del segundo cuadrante de la ventana de Johari. La forma de recibir información es a través delfeedback, del cual escribí un post con todos los pasos adecuados para ofrecerlo en forma asertiva.

El feedback debería ser pedido (puedes pedirle a alguien de tú confianza que te diga cómo te ve.). Hacer consciente aspectos que otros reconocen en nosotros de nuestra conducta puede ayudar a reforzar un comportamiento adecuado: "Eres una persona sumamente receptiva, cariñosa, y esto me hace sentir segura y en confianza", o por el contrario también puede servir para que la persona decida cambiar algún tipo de comportamiento inadecuado o poco potenciador, en este caso no se deben dar argumentos al escuchar sobre algo de lo que no estábamos conscientes, la actitud debería ser de escucha ante lo que se nos dice, con la idea de posteriormente digerirlo, procesarlo.

Confrontar y crecer personalmente.

Confrontar se relaciona con carear o poner a una persona de frente con otra para que debatan o discutan sobre un asunto o para examinar sus aseveraciones.

En este caso, la confrontación va a estar orientada al careo personal, contigo mismo y en espejo. Requiere que la persona se centre en su propia vivencia interna. 

Al describir el comportamiento a través del feedback este puede ser de valencia positiva o negativa, suele suceder que cuando se describen comportamientos inadecuados (valencia negativa) quien recibe el feedback sufra cierto impacto, ya que son conductas que se desconocían (área ciega) 

En un primer momento, el otro (quien te ofrece el feedback) es un espejo que te hace mirar donde están tus debilidades y fortalezas, la actitud de tú parte, es de atención, de escucha ante lo que se te dice.

Un feedback ofrecido en forma inadecuada, emitiendo juicios de valor: “No entregaste el trabajo a tiempo como siempre eres una irresponsable”, “siempre te equivocas que torpe eres”, va a traer como consecuencia lógica una reacción defensiva. Se trata de describir la conducta, no evaluar.

Necesitamos del otro para vernos, y este debería ser una persona de nuestra confianza, que nos valore, respete y que sea capaz desde la empatía de darnos información fidedigna. 

En un segundo momento, tú te ocupas de encarar los comportamientos señalados en tú espejo personal, donde te miras para afrontar lo que no es satisfactorio.

Autoconfrontar implica revisar áreas de nuestra vida, reflexionar, sincerarte, abrir los ojos, tener una conversación contigo mismo(a), es una capacidad que nos permite conocernos, entendernos para llegar a tener claro quienes somos, implica una revisión personal, que ampliará nuestra área libre.

Ventajas de la autoconfrontación.

Concientizamos algunos comportamientos inadecuados que pueden afectar la interacción con el otro. Permite percatarnos de nuestras limitaciones. Reflexionar sobre las consecuencias de nuestro comportamiento. Y pensar sobre alternativas de cambio.

Darte el permiso de confrontar tus comportamientos mueve los recursos personales internos, y permite tener claro que deseamos cambiar."